Unión Europea, julio 2009.- La Agencia Europea de Medicamentos ha estado autorizando durante años pruebas de toxicidad, condenando a un sufrimiento innecesario a cientos de miles de animales. Este escándalo ha salido a la luz gracias a la investigación realizada por el ICAPPP, (Coalición internacional de entidades animalistas) cuya labor es mediar con las multinacionales farmacéuticas y químicas para conseguir una verdadera transición a los métodos alternativos, utilizando las llamadas 3 R (sustitución, reducción y perfeccionamiento) a la experimentación animal.

Antes del ensayo clínico de un nuevo fármaco, se someten a los animales a una serie de pruebas. Existen tres pero una de ellas es la prueba de toxicidad (dosis letal 50), que consiste en suministrarles dosis ingentes del fármaco para comprobar lo que ocurre en el caso de ingestión accidental o sobredosis. Es una prueba especialmente cruel, ya que se obliga a los animales a ingerir, o se les inyecta, grandes cantidades de ese fármaco, potencialmente peligroso en dosis elevadas, lo cual les provoca diarreas, pérdida de peso, convulsiones y se continúa administrando hasta la muerte del 50% de los animales implicados en la prueba. Desde 2003, al menos 340.000 animales han podido morir en Europa a consecuencia de dicha prueba.

A pesar de los reiterados requerimientos, la Agencia Europea de Medicamentos no ha querido aclarar a los gobiernos de la UE y los laboratorios farmacéuticos por qué se han seguido llevando a cabo esas pruebas cuando ya no era necesario, ya que desde finales de los años 90, la Conferencia Internacional de Armonización permite que se utilicen datos obtenidos de otros experimentos para sustituir la prueba de toxicidad (LD50).

Los animales siguen sufriendo y muriendo inútilmente, sin ningún beneficio para la salud humana. Por ello, es absolutamente necesario que la Directiva sobre experimentación animal, que actualmente se está revisando, sea mucho más restrictiva con la utilización de los animales y el número de experimentos realizados.